2022-08-07

El Deseo de Todos.

 El Deseo de Todos (o un Deseo de Todos)

El deseo de una vida feliz y próspera.

Este no deja de ser un deseo universal. Si bien es cierto que encontraremos personas que digan "¡No Ese no es mi deseo, no estoy de acuerdo con esto!", no es menos cierto que casi todos estariamos de acuerdo afirmando esto con la mano en el corazón. 

Ahora bien, en el estado en que encuetras... ¿Ya lo cumpliste? 

Si tu respuesta es aún NO, ¿crees que eventualmente lo cumplirás?

En tiempos pasados, personas de un cierto pueblo estaban orgullosos de la construcción de su nación. Sin embargo, tras durísimas experiencias tanto políticas, económicas y sociales y la confusión que le prosiguió, decayó fuertemente ese sentimiento de orgullo que tenían. Se llegó hasta el punto de que las no se atrevían a mirar su propia vergüenza. Su gente ha aprendido a efectuar transacciones comerciales ilegales abiertamente sin sentir vergüenza aún consideradas fuertemente como grandes pecado en su arraigada religión. Delitos como el robo ya no escandalizaban. La mentira, ya era una práctica aceptada en la política, así como los informes financieros y las falsas declaraciones juradas de impuestos eran comunes en el sector privado. 

Justamente no hablo de la Argentina, país que conozco por cuestiones personales. Y tampoco hablo de cualquier otro país hispanohablante que entiendo que puede tranquilamente identificar su nación con lo dicho anteriormente.

Hablo exactamente de Japón. Del Japón de los años que le siguieron a la derrota de la guerra. De la Segunda Guerra Mundial. De la sociedad japonesa devastada por la Segunda Guerra Mundial a mediados del siglo pasado. Del Japón que sufrió dos bombas atomicas.

Y ¿Cómo es posible que perdió Japón su punto de apoyo, de aquellas bases repletas de códigos éticos y con la suficiente disciplina para acatarla? ¿Puede una sociedad honorable volver a surgir de este vacío ético?

Una vez que una nación desarrolla el gusto por la mentira y se dedica al robo, su gente perderá el poder de defender la justicia o respetar el trabajo. Al igual que los adictos al opio, solo pueden empeorar su adicción y no pueden evitar caminar por el camino de la autodestrucción. ¿Japón no está tomando este mismo camino a un ritmo acelerado?

En estos tiempos, se podría clamar con lujuria por la defensa de la moral, pero nadie se molestaría en escuchar. Todos solo pensarán: “La honestidad no paga; puedes defender la moral todo lo que quieras, pero eso no asegurará tu felicidad”. La forma común de pensar, incluida la de los filósofos morales que estudian la ética, considera la relación entre la moralidad y la felicidad de la siguiente manera:

La vida ideal es aquella en la que las personas buenas y justas se vuelven felices, mientras que los malos e injustos se vuelven infelices y reciben el castigo por sus malas acciones. Pero nuestro mundo no es ideal. Justamente los justos que actúan por la justicia o los buenos que defienden la moral llevan una vida de sufrimiento. Sería necesario que contemos ejemplos históricos. Doña Rosa tiene mucho más que contarnos con todo lo que sucede en la vecindad.

El bien supremo, en el que la moral y la felicidad se complementan perfectamente, es difícil de realizar en este mundo. Incluso un erudito tan grande que ha establecido grandes parámetros en la linea de pensamiento hace dos siglos atrás. como Emanuel Kant creía que este bien no se puede lograr en esta vida, ya que solo en la vida venidera podemos encontrar un mundo ideal donde la virtud y la fortuna confluyan en perfecta armonía.

En consecuencia, la vida en este mundo presente está llena de problemas, de maldad o de una fugacidad insatisfecha. Si haces el bien, no siempre se traduce en felicidad, si haces el mal, no necesariamente le prosigue la infelicidad.

Si nos adherimos fielmente a la ley, es posible que no podamos vivir una vida normal en absoluto. Si defendemos estrictamente la moral, no podemos esperar alcanzar ninguna felicidad.

Por lo tanto, en sociedades como esta solo podemos decir que cuanto más educación se recibe, más astuto se vuelve la gente, y cuanto más se desarrollan las ciencias, más inseguro se vuelve el mundo con ellas. ¿Cómo podemos cambiar o como debería ser el cambio a esta terrible situación?

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